jueves, 4 de agosto de 2011

De Jaime abajo ninguno




Jaime era un granjero valentón y temerario que tenía el honor de ocupar la casa adosada a la del alcalde, una casa blanca de teja roja cuyo máximo tesoro era la niñita que las mañanas de sábado cosía en el balcón. Una muchacha de cabellos azabache que era el orgullo de la población.


El hombrezuelo se paseaba bajo la ventana presumiendo de ser el más bravo, el más fuerte, el Sinmiedo; decía que podía matar cinco conejos saltando ¡de una sola pedrada! Rosalita se afanaba en su labor ignorando las bravuconadas que el otro predicaba desde la plaza ¡tonterías!


Pero un día el joven se encontró con la horma de su zapato; advirtieron que del palacio del rey se había escapado uno de los dragones que calentaban los suelos y, por unanimidad, el pueblo le escogió para atraparlo y reconducirlo al castillo.


Con las canillas temblando, tomó la horca y salió a los campos, donde el dragoncillo se entretenía con las margaritas. Le pillaría desprevenido y le doblegaría. Pero cuando fue a enseñarle quién mandaba pinchándole la cola, la horca se dobló como si fuera mantequilla!! Y el dragón se levantó, se irguió y le miró juguetón, era taaaaan grande, taaaan alto y taaaaan enorme que el pobretón de Jaime sólo podía pensar en hacer pis!


Pendientes de fimo barnizado 10 euros.


Contacto y pedidos: mazorquita.nmcp@gmail.com

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Pide por esa boquita