domingo, 15 de agosto de 2010

Háblame del mar, marinero



Mazorquita soñaba con navegar. Día y noche esperando, con los pies colgando desde el muelle, oyendo el oleaje. Su madre le gritaba desde el balcón que olía a pescado en salazón. Pero ella recogía durante todo el verano el primer rayo de luz sobre la superficie del agua del mar y el último reflejo, ya oscuro, de los últimos instantes de
sol. Luego esperaba hasta que la oscuridad invitaba a las aguas a subir y, con la marea alta, sus pies chapoteaban y su pelo, apelmazado en las horas secas, se salaba. Si se estaba lo suficiéntemente quieta, los peces le besaban las puntas de los dedos de los pies.
Soñaba con veleros y sirenas y despertaba, acartonada, en el anzuelo de un viejo marinero madrugador, que pacientemente tallaba con la navaja pequeños barcos de madera.
Pulsera de cuerda con apliques en fimo barnizado 6 euros
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