miércoles, 9 de diciembre de 2009

Arriesgando

Decidió sacarse el corazón y ocultarlo en un lugar seguro, pero se despistó y lo colocó en la mesa, bajo la ventana, expuesto a los parloteos de las vecinas y las fanfarronerías de los galanes, las moscas y los mirones. Con el tiempo, fue tomando un color oxidado como las manzanas mordidas, guardadas del medio día a la noche.
Cuando vio el resultado, quiso volver a ponérselo pero el pecho le había menguado y no le cabía; así que hubo de recortarlo hasta el tamaño de una avellana y tragárselo sin agua, esperando que el corazón, seco, se quedara pegado en su lugar. Para ello, durmió tres meses volcada hacia el lado izquierdo, evitó los líquidos, el picante, los platos calientes y las grandes fiestas; y al fin, tras muchas noches de insomnio, nacio la Niña mala con el corazón pequeño.

Próximamente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pide por esa boquita