viernes, 10 de junio de 2011

El árbol de la vida















Despertó de la siesta en una rama ondulante que todavía la mecía intentando salvaguar su sueño. El sol brillaba en las puntas de los brotes y un fulgor azulado refrescaba la calurosa tarde de finales de primavera. Miró el reloj, bañada aún en la neblina del sopor, y se sorprendió de lo mucho que había dormido; era hora de correr a casa si quería llegar antes de que alguien se percatara de que no estaba en su cuarto haciendo las tareas. Se dejó escurrir por el tronco, agradeció el cobijo con un pequeño tirón a la rama más baja y ésta le regaló la flor más blanca, resplandeciente y bonita de toda su superficie. Mazorquita dio saltitos emocionada, cómo le gustaba poder visitar al árbol antes del verano.


Seguimos con nuevas técnicas y tanteos, de nuevo, jugamos con el aluminio para traeros esta pulsera sinuosa, algo aparatosa pero sin duda irresistible para esta estación. ¡Vive la Naturaleza, en la ciudad!


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Pide por esa boquita