Ha llegado un aire gélido a Madrid. Hace una semana bajé del avión y sufrí durante días el calor sofocante pero ahora el viento nos vuelve a la primavera. Es un soplo similar al que se llevaba, en Middletown, las pompas de jabón que los últimos días hacía desde mi terraza...preciosas y redonditas, estallaban al tocar el suelo con un ruidito sueve y seco, relajante.
Me fui de la terraza, del pueblo y de los cuestionados States, pero dejé grandes amigos. Y como me pilló en abril y el espíritu era festivo, con varios intentos de reproducción de verbenas y fiestas españolas en nuestra casa, decidí regalar a mis chicas algo typical spanish y darle amigas a La Lunares. Así, La Volantes, La Faroles, La Peinetas, La Castañuelas, su prima y la chica del 4º se plantaron el traje de gitana y marcharon tan coloridas como las véis a paserase por orejas foráneas.
Porque ellas, mis middletownianas, se lo merecen, porque me han dado un año estupendo con su presencia y me han hecho reir hasta llorar.
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Pide por esa boquita